El capítulo sobre salud oral nos marca la importancia de integrar la atención odontológica en los programas de atención primaria de salud, destacando que la boca es tanto un punto de entrada para agentes infecciosos como un foco de sufrimiento que no siempre recibe la atención adecuada. Este enfoque plantea varias interrogantes y abre un debate sobre el rol del odontólogo en contextos donde la falta de acceso y recursos limita el alcance de los servicios profesionales. Por otro lado también nos hace conciencia de cuan económico seria no nada mas para nosotros, sino para nuestros gobiernos, el invertir en una atención primaria en la odontología.
También nos propone involucrar no solo a médicos y dentistas, sino también a personal auxiliar y miembros de la comunidad. Esto puede ser visto como una solución práctica para zonas con escasez de profesionales, pero también plantea el riesgo de que la calidad de la atención disminuya.
La educación sobre higiene oral y la aplicación de técnicas preventivas, como el uso de flúor, pueden reducir significativamente la incidencia de enfermedades bucales, en lo cual este punto me recuerda una visita que tuvimos el año pasado a un centro de salud y nos platicaban que durante ese año (2024) no hubo atención primaria de odontología en las escuelas, como se hacia con regularidad en años anteriores.
En cuanto a las enfermedades bucales (caries, enfermedad periodontal y maloclusiones), el capítulo detalla tanto su evolución como las medidas preventivas, y pienso que no todo es culpa del sistema de salud, pero influye que no se le de la debida propaganda, como a mensajes políticos.
Me gusto la lectura y lo importante iniciar con una cultura de prevención.